25/10/10

Oráculo Lenormand: Sobre Marie Anne Lenormand


Marie Anne Lenormand

Marie Anne Lenormand nació en Alençon (Francia) el 16 de septiembre de 1768 (1772 según otras fuentes, y por lo visto, según ella misma...) y fue la “gran profetisa” de la alta sociedad de París durante los años de la Revolución Francesa y el posterior imperio de Napoleón Bonaparte, y después llegando a ser conocida como la “Sybille des Salons” (“Sibila de los Salones”).

Se cuenta que ya desde pequeña pronosticaba con éxito acontecimientos futuros: a los siete años anunció cuál sería la siguiente abadesa del convento donde estaba siendo educada (L'Abbaye Royale des Dames bénédictines) tras producirse la muerte de la anterior, profecía que resultó acertada. Su padre, comerciante textil, proporcionó a la familia una vida acomodada, hasta el fallecimiento de éste.

Alrededor de los 14 años Marie Anne se traslada a París a buscarse una vida mejor, ciudad en la que se acabaría instalando para siempre. Al principio fue la protegida de un joven y bello aristócrata, Armeval de la Sausette, que había reparado en sus dotes antes que nadie. Para acallar rumores malintencionados, el noble la contrató oficialmente como “lectrice” (lectora, o secretaria). En 1793, en plena época del terror de la Revolución Francesa, los Sans-Culottes entraron en la casa del noble para llevárselo a la guillotina, pero Marie Anne logra escapar.

Tras semejante peripecia contactó con dos ocultistas del París de la época, con los que se asocia: la dama Gilbert (echadora profesional de cartas) y el señor Flammermont (encargado más bien del “marketing” del equipo). Ella adoptó un poco el papel de joven gitana-bohemia que leía la fortuna. De Gilbert y Flammermont aprendió todos los trucos (en el buen sentido..) del oficio, y cuando ella se vió preparada y más experimentada, decidió que era el momento de ir por libre y abrir su propio negocio. Y así lo hizo.

Se fue haciendo cada vez más popular, e instaló definitivamente su consulta en el número 5 de la Rue de Tournon, casa en la que también residía. Su consulta se camuflaba con discreción y guardando en lo posible las apariencias: el único distintivo colocado a la entrada del lugar era “Mademoiselle Lenormand Libraire”, ya que las letras eran la otra gran actividad de la Lenormand. La elección del edificio no fue casual. Parece ser que con la ayuda de un péndulo, Mme. Lenormand encontró que desde los sótanos se podía acceder a ciertos corredores secretos del subsuelo de París, que podrían ser de extrema utilidad dadas las convulsiones políticas y sociales de la época.

Se hizo muy popular entre los personajes de la alta (o no tan alta) sociedad, y predijo la suerte de muchos de los protagonistas de la Revolución Francesa y varios de los trágicos desenlaces de la vida de muchos de ellos como Marat, Saint-Just, Robespierre, etc.; a pesar de sus múltiples e inevitables detractores, se las ingenió para ir navegando entre los violentos cambios políticos y sociales de su tiempo, siendo testigo de todos ellos. Aunque con momentos difíciles, como cuando pasó unos días en prisión.

Una de sus profecías más sonadas y acertadas fue el anunciar a Josefina Beauharnais (futura esposa de Napoleón) la prematura muerte de su primer marido, el Vizconde de Beauharnais, y su posteriores segundas nupcias con “un soldado que escalaría los más altos honores...”. La relación con Josefina fue lo que acabó por catapultarla a la fama, ya que la emperatriz contaba con ella constantemente.

Después de la caída de Napoleón su prestigio siguió intacto, incluso creciendo, hasta el punto de que en 1813 fue visitada por el Zar Alejandro I, ya que las fuerzas rusas habían ocupado París por primera vez tras el desmoronamiento del imperio francés... Se dice que Federico Guillermo III de Prusia (aliado en aquel momento de los rusos) también la visitó de incógnito.

Mme. Lenormand no era una persona cualquiera, también escribió bastantes libros de memorias, historia y otros temas. En 1820 publicaba el libro ”Mémoires historiques et secrets de l’impératrice Joséphine”, en la que se recoge la supuesta confidencia de Napoleón a su esposa... “He consumido mi vida entre movimientos continuos, que no me han dejado ni un solo minuto para cumplir mis deberes de iniciado a la secta de los egipcios”.

Su imagen y actitud no correspondían a la de la clásica “hechicera”, sino más bien lo contrario. Se dice que tenía un porte muy distinguido y refinadas maneras, además de amplia cultura y extremada educación. Iba a todas partes acompañada de su gato, y su franqueza y transparencia le abrieron las puertas de todo París, ya que solía hacer las “predicciones” con bastante claridad y evitando ser crítica, parcial o vaga en sus análisis. A parte de su actividad pública, se supone que secretamente tenía relación con los reservados círculos esotéricos de su época.

Lenormand utilizaba también el Tarot. Cabe recordar que en Francia el erudito y ocultista Antoine Court de Gebelin (1728-1784) había resucitado el uso público del Tarot, incluso diseñando el suyo propio en 1781, (malamente) inspirado en el vetusto Tarot de Marsella.

EL ORÁCULO “GRAND LENORMAND”

Basándose en sus particulares conocimientos y experiencias, Lenormand diseñó una baraja propia ella misma, cuya primera versión se daba a conocer hacia 1828. Esta baraja-oráculo contenía inicialmente 52 cartas, y aún se edita en la actualidad (el “Grand Lenormand”) aunque NO se considera como “la baraja gitana”; ni siquiera queda claro que ella utilizara realmente esta baraja para adivinación. Tampoco se sabe con total seguridad si el Gran Lenormand que se edita actualmente está rigurosamente copiado del original. Hay indicios de que la Lenormand pudo inspirarse en una tradición anterior, el “Método Etteilla”, para elaborar esta gran baraja.

Cada una de las cartas del Grand Lenormand está dividida en siete partes: el equivalente a la carta de juego de la baraja francesa; una constelación (zodiacal o no); una letra del alfabeto; una escena central mitológica, hermética o arquetípica; unas flores-hierbas; y otros dibujos menores relativos al significado particular de la carta. En algunas ediciones “antiguas” (como el de la casa Grimaud de 1976) sí aparecen escritas las equivalencias entre el Grand y el Petit Lenormand (la Baraja Gitana, de la que hablaremos después).

A no ser que uno sienta verdadera curiosidad por el Grand Lenormand y sepa además bastante de astrología, geomancias, mitología y “ocultismo” (lo que le facilitará enormemente la lectura...), es bastante aconsejable y práctico limitarse a utilizar la versión de 36 cartas.

“PETIT LENORMAND”

Supuestamente alrededor de 1840 esta primera baraja fue rediseñada y reducida a 36 cartas por la propia Mme. Lenormand (hay incluso quien sostiene la idea de que la baraja de 54 cartas fue posterior a la de 36, y no al revés); y éste es el oráculo que ha llegado hasta nosotros hoy, conocido desde entonces con el nombre de “Petit Lenormand” y después como “Baraja Gitana”. Actualmente en algunas barajas aún aparecen en pequeños recuadros en la parte superior de las cartas los naipes de la baraja francesa clásica a los que correspondía cada carta de la primitiva baraja, reminiscencia (lejana) de las 52 cartas primitivas. La baraja de 36 cartas no es una reducción de la de 52, es distinta; a pesar de que si se toma como referencia la baraja francesa tradicional, en el Petit Lenormand se habrían suprimido los primeros 5 números de cada palo, reduciendo los 54 naipes originales, a sólo 36.

El artífice del diseño de 1840 que quedaría como el definitivo, fue el famoso y genial ilustrador Gérard-Jean-Ignace Isidore (1803-1847) más conocido como Grandville, del que se puede deducir (especialmente si uno examina sus dos grandes series de grabados “Un autre monde” y “Les Animaux”) que si no era un iniciado, estaba muy cerca de serlo.

De este diseño de Grandville de la Baraja Lenormand parten más o menos todos los demás que han llegado hasta nosotros... Más o menos, porque el Pueblo Gitano fue el que se encargó de diseminar por el mundo la versión simplificada de la baraja, y ésta fue redibujada muchas veces: este es el motivo de que en algunas versiones las ilustraciones aparezcan algo vulgarizadas (o actualizadas), y en otras sean más fieles al estilo decimonónico francés original de Grandville; aunque a pesar de estos cambios, las distintas versiones conservan una línea común asombrosamente fiel y constante a lo largo de toda la Historia.

El Oráculo Lenormand o Baraja Gitana, como todos los oráculos, es sólo un medio, depende en gran parte de las habilidades del que hace la lectura. Con todo, y no descartando que se puedan llegar a insights más profundos de lo normal utilizando este sistema, suele ser utilizada para las situaciones más cotidianas y “tercerdimensionales” de la vida, en especial para sucesos concretos y cercanos en el tiempo (y relacionados entre ellos...). Sin embargo la Baraja Gitana tiene algo de especial... sigue siendo un misterio cómo una baraja a priori tan mundana (iconográfica y superficialmente hablando) puede llegar a ser tan efectiva. Tras este misterio parece que se esconde la sospecha bastante bien fundada de que la Lenormand era además de “pitonisa”, astróloga y numeróloga... y que tenía probablemente muchos más conocimientos ocultos de los que se tienen constancia.

Mlle. Lenormand murió en París el 25 de junio de 1843.

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