2. AISLAMIENTO
La soledad - El retiro - La cautividad - La sumisión - El estómago - Los intestinos - Los nervios
Una fina línea central blanca delimita el horizonte y materializa el eje este-oeste, mientras que el fondo negro simboliza el eje norte-sur, pero también las tinieblas, presagiando una ausencia, una cierta pesadez, unas pruebas. Sobre la línea, en suspensión, una figura geométrica con la base y la parte superior de color amarillo ácido, color del azufre, expresa el aspecto luciferino ya subrayado por el negro del fondo y se opone al amarillo dorado que caracteriza lo divino. Esta figura representa una especie de jaula en perspectiva, aislada. ¿No será la prisión del ego que nos separa de los demás y de nosotros mismos? Dos barras, dispuestas en forma de cruz para formar una X asociada a la última letra del alfabeto hebreo, taw, que tiene un valor límite, cierran cada una de las cuatro paredes. La jaula parece suspendida en el espacio y se desprende una sensación de soledad. En este espacio contiguo, el hombre debe hacer gala de discernimiento para reencontrar su propio centro y su lugar entre los suyos, a menos que se condene a sí mismo al aislamiento para evitar cualquier confrontación consigo mismo, cualquier conflicto interior que le hubiera permitido asimilar su propia dualidad.
El número 2 representa la diferenciación relativa, la reciprocidad antagónica o atractiva, la negación, el espíritu que solo concibe por oposición o dualidad y procede por limitación.
El conjunto evoca la oposición, el conflicto, el encierro y las pruebas.
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