27/8/12

Tarot Osho Zen: 13 Transformación


Un maestro, Zen no es simplemente un profesor.
En todas las religiones solo hay profesores, te enseñan cosas que tu no sabes, pero te piden que creas porque no hay forma de traer estas experiencias a la realidad objetiva.
El profesor tampoco las ha conocido: tan solo las ha creído, y lo que hace es transferir esta creencia a otro.
El Zen no es el mundo del creyente, no es para los que tienen fe.
Es para aquellas almas atrevidas que pueden despojarse de todas las creencias o no creencias, las dudas, la razón, la mente, y entra simplemente en su pura existencia sin limites.
Esto conlleva una formidable transformación.
Por tanto, permiteme que mientras otras religiones están interesadas en las filosofías, el Zen se ocupa de la metamorfosis, de la transformación.
Es una alquimia autentica, te transforma de simple metal a oro, pero tienes que entender su lenguaje no con la razón ni la mente intelectual, sino con tu corazón amoroso, o incluso solo escuchando, sin que te importe si es verdad o no, y llagara un momento en el que de repente lo ves, ves aquello que  te ha estado esquivando durante toda la vida.
De repente, aquello que Buda llamo se abren.

Comentario

En esta carta, la figura principal aparece sentada sobre la amplia flor del vació y sostiene los símbolos de la transformación: la espada que corta las ilusiones, la serpiente que se rejuvenece a si misma al mudar la piel, la cadena de las limitaciones una vez ha sido rota, y el Yin-Yang, símbolo de la dualidad transcendida.
Una de las manos descansa sobre su regazo, abierta y receptiva, la otra se dirige hacia abajo y toca la boca de un rostro durmiendo, símbolo del silencio que se da mientras descansamos.
Este es un tiempo de profundo .
Permite cualquier dolor, cualquier tristeza o dificultad, aceptando el hecho tal cual es.
Es algo muy parecido a la experiencia de Gautana el Buda cuando, tras años de búsqueda, acabo por rendirse al darse cuenta de que no había nada mas que pudiese hacer, esa misma noche se ilumino.
La transformación llega, como la muerte, en su momento, y también, al igual que ella, te lleva de una dimensión a otra.

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